Construida por encargo del impresor Josep Thomas, Lluís Domènech i Montaner plasmó en esta residencia el espíritu del modernismo más puro.
Compendio de modernismo
En la Casa Thomas se encuentran los rasgos característicos del modernismo barcelonés más auténtico: tribunas de piedra, balcones con barandillas esculpidas, decoración floral, uso de baldosa, elementos neogóticos, trabajos de forja, etcétera. En el vestíbulo, la ornamentación también es exuberante, y destaca la escalinata de mármol.
Casas con siete vidas
En el año 1912, el yerno del arquitecto llevó a cabo una importante reforma: sin apartarse del estilo marcado por Domènech i Montaner, añadió los tres pisos superiores, elevó la altura de las torres y construyó tribunas en los laterales de la fachada. También situó una galería en el último piso en concordancia con el balcón corrido del piso principal.
En 1980, el arquitecto Cristian Cirici restauró el edificio, proyecto por el que recibió el Premio Nacional de Restauración de aquel año. Desde hace décadas, los bajos están ocupados por la Casa Cubiñá, dedicada al mobiliario de diseño.